Caminar por el borde gris,
como la paraulata de plata.
Observar la muerte de las horas,
para comenzar de nuevo.
No importa si es un parque sin grama;
si mañana es de noche
y me quedo sin aliento.
Hay sonidos que son ventanas
y no hay nada que entender,
sino que el viento no se calla.
El tiempo se agota,
como la mente y las ganas,
de tanto pensar en eso.
Ya no espero porque es hoy.
No hay tiempo que perder.
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