Monday, May 2, 2016

020516.

Es extraño el suelo por donde camino esta mañana.
Mi sentido de orientación, memoria y desconfianza hacen que suba y baje las escaleras dos veces, tres pisos que son cuatro.
Mi rodilla suspira.
Porque todo termina en logía es fácil equivocarse, pero no, no es eso.
Sí es en la planta 3 (que es la 4).
Hoy hay luz y un montón de gente.
Son caras más desconocidas que de constumbre.
Son caras de diversos problemas y esperas.
Una silla más, esta es anaranjada y no es de madrugada.
Así que claro, tengo sueño.
Y susto.
Son todas las edades. Todos adultos.
Bastones, sillas, libros y carteras.
Algunos dormitan, conversan, leen y muchos piensan, ¿en qué piensan?
La señora sentada a mi lado se chupa los dientes y mis nervios se ponen de punta.
¿Qué hago que no me pongo los audífonos? 
Cada llamado por altavoz me sobresalta aunque ya estuve aquí antes,
aunque ya sé lo que me pasa.
Es la espera después de tanto tiempo,
de la solución sin certezas.

®

Update: esperar un (mes y medio, a que llegue la carta, una llamada) poco más.

Casi.

A veces, de noche,
odio esta silla en la que me siembro,
en la que no me duermo.
Es tarde, ya lo sé;
hace años es tarde.
Nadie me lo ha dicho,
no tú
y como el ser más terco del mundo
me siento en esta silla a esperar.

Todas las versiones de tu alma.
Que te vas, que no,
que ya no puedes más,
que solo queda rezar.
Y yo que estoy tan lejos
puedo escucharte decir:
ya casi estoy contigo, mi amor.

®