A veces, de noche,
odio esta silla en la que me siembro,
en la que no me duermo.
Es tarde, ya lo sé;
hace años es tarde.
Nadie me lo ha dicho,
no tú
y como el ser más terco del mundo
me siento en esta silla a esperar.
Todas las versiones de tu alma.
Que te vas, que no,
que ya no puedes más,
que solo queda rezar.
Y yo que estoy tan lejos
puedo escucharte decir:
ya casi estoy contigo, mi amor.
®
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