con su pedacito de galleta en el pico.
Sé que también me mira,
casi como si no existiera.
Describo su estrategia,
me convierto en la voz de su silencio;
creo que piensa como yo.
Salta, vuela y se aleja.
Pajaritos negros en la arena,
ellos saben lo que tienen que hacer.
A la tarde siguiente
sigo abrazando el paisaje,
sin saber si volverá.
Aun así le dejo mis pedacitos,
por si regresa.
®
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