y aunque estén quietos les suenan los pulmones.
A mí me da frío y sueño y me duermo.
Los caballos saltan el muro;
ella los rompe y luego pregunta.
Los veo caminar cada uno con su equipaje;
cada uno tiene una sonrisa que lo distingue,
también un dolor que a veces lo punza de noche.
El sol nos mira todos los días,
incluso cuando amanece triste
y nos moja su llanto.
®
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