Esa manía de las cosas
de llegar cuando menos las esperas,
cambiando la ilusión por sorpresa.
Dicen que la espera no es buena.
Y sé que caminando es que tropiezas,
sea con flores o con piedras.
Yo voy con mis zapatos más gastados,
felizmente llena de presagios,
pensando que sin ilusión no hay certeza.
Por eso siempre me pregunto:
¿qué pensarán los pájaros cuando vuelan?
®
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