Sunday, October 9, 2011

Perder la cabeza.

La noche a veces es un autobús de euforias,
de fantasmas ansiosos de cualquier cosa que los haga aparecer en la foto.
Muchos, demasiados …
buscando parecerse para no encontrarse,
que se pierden en saltos y gritos de miedo,
pisando los pies de la gente
como si atravesaran el viento,
como cuerpos sin alma,
como si transgrediendo el espacio, el espíritu, se ahuyentaran la penas;
echando la culpa a este desorden del que son cómplices,
del que somos,
pensando que mañana todo quedará atrás,
los vasos de humo,
como lo que no es y no fue,
aunque lo que esté por dentro te encuentre
(y te encontrará).
Pero también es posible sentarse tranquilo a perder la cabeza,
también es preciso,
para poder escuchar y volver a creer.

®

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