noches que abrazo hasta el despecho,
aire y cuerpos de por medio.
La vida y sus guantes de boxeo,
y yo sin un par de repuesto.
Mi lengua maquina en sueños;
me monto en ese avión sin alas
como si no hubiera mañana,
para que nunca llegue el fin.
Ya debería saberlo,
pero he perdido la cabeza,
qué remedio.
®
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