como quien pone monedas en una alcancía.
Oh, mis trofeos de calendario,
que bien sé que muchos no valen nada,
que no son más que momentos cubiertos de polvo;
que mañana quizás el cochinito se rompa.
Veo la silueta transformarse,
a la ardilla arriesgarse.
A veces mi ojos te escuchan
y me conformo con saber que sigues allí.
Entonces también pienso en hoy;
oh, mi amor,
que bien sé que es lo que vale.
®
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