No se parece a esto
lo que conocí,
lo que imaginaba
sentada en una salón de quinto grado.
En aquel salón
no cabía tanta basura.
No cambio el cachito
ni el café
ni la arepa
ni la risa
por menos oscuridad,
menos náuseas,
menos cárcel,
menos muerte.
Porque no hay.
Porque no queda.
Ojalá quede una puerta,
grande,
por donde quepa un país completo.
®
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