Sé que el alboroto no viene desde afuera,
que lo llevo dentro.
Que a veces lucho con fantasmas
y espanto la calma.
Hay naranjas que se deben saborear
y regresar siempre.
Hay palabras que fueron hechas para despertar,
aunque yo duerma feliz en ellas
y mi almohada sea ese jardín suave que imagino.
Quiero las naranjas, el alboroto, los fantasmas y la calma.
No sólo el silencio es terco,
también yo.
®
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