Un tren de infinitos vagones que veo pasar,
una mitad o más que no alcanzo a mirar,
un millar de almas que vuelan.
Y yo allí.
La melodía siempre me invita a sentir
lo que una palabra jamás sueña expresar,
lo que yo jamás me atrevería a decir.
Nada más.
Porque cuando escucho me subo a ese tren
y desde allí veo las estaciones que ves pasar,
y a pesar de la mitad o más que no alcanzas a mirar,
hay un millar de almas que llegan a amar.
Y tú allí.
®
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