Wednesday, May 18, 2011

Silencio llovizna.

No sé muy bien por qué, pero uno de los momentos en que se me ocurren frases como sentencias es mientras me cepillo los dientes. Sí, también sucede mientras me baño o en otros momentos, pero eso me parece más normal.

Puede ser cualquier cosa. Por ejemplo: ''sujeto al significado/el significado lo pone uno'' o ''para cuando termine este año debo haberme tomado todas las cajas de té que tengo sobre la mesa''. (Hoy me tomo un té de jazmín)

Pensaba en el silencio y en que parece que es un tema recurrente en este blog. Espero que no les incomode.

Recordaba que en ocasiones he dicho, que la gente que habla sin parar se pierde de casi todo lo que le rodea e incluso a sí mismo. La etapa silenciosa (que no menos activa) que más recuerdo, quizás porque fue cuando tuve conciencia de ella, fue aproximadamente entre los 15 y los 20 años. Pocas personas, y obviamente fueron siempre mi mejor compañía, lograban sentirse a gusto con esta característica. Pero nunca faltaba el que decía: tú si eres callada, o cosas por el estilo. Yo no andaba diciéndole a la gente: Oye, ¡tú sí hablas! Así que a veces era necesario, cuando se ponían insolentes, explicarlo sin adornos ni sonrisas: A mí no me gusta hablar por hablar. Y con la actitud típica de la edad, agregaba: ¿Acaso es obligado?
Eso me divertía, aunque confieso que a veces me hacían dudar. A ver, es que tampoco era ese silencio temeroso arrinconado en una esquina. Simplemente se trataba se escuchar, de participar cuando se debía o quería; como debe ser ¿no? Bueno, al menos para mí.

En esas pausas se aprecian tantas cosas. Hay que dar espacio a la reflexión.

El aguacero a veces es bueno. En cambio, la llovizna siempre refresca.

En fin, mientras me cepillaba los dientes, pensaba que hay personas que observan en silencio y otras, que sienten que el silencio las observa.

 ®

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