Friday, September 23, 2011

Desvío.

Esa súbita necesidad de advertir el peligro,
tan cotidiano,
al que nos acostumbramos.
La calle negra desde hace años,
sola como la una,
salpicada de barro,
de lluvia.
Los restos de un muy tímido intento de contener la debacle
que avanza casi como el tiempo,
sin freno.
Nada,
ni una gota de luz,
ni una candelita de pote,
nada.
Los restos de ese tímido intento que parece fachada,
que si lo es, ya es una burla,
como la pintura amarilla.
Y uno,
el ciudadano insignificante
que no vale una luz, una señal, un mañana.
Mi mensaje de alerta,
de queja,
llevaba entre paréntesis: a quien pueda interesar...
así, con desdén,
porque sé,
que algunos se creen Dios cuando intentan, como dicen, tapar el sol con un dedo
ignorando que para eso, como mínimo, deben tocarlo.
Porque sé,
que a estos y a otros no parece importarles
si la vida se pierde en una señal de desvío invisible,
si la vida se pierde...
así, con desdén.

®

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