Tuesday, September 6, 2011

El espejo.

Estaba, acalorada, dentro del probador de una tienda, bajo el efecto de un antialérgico que me permitiera cambiarme siete veces de ropa con olor a cualquier cosa,  cuando escucho a un empleado del local preguntarle a otra:
-¿Aquí entró un señor mayor hace un momento?
-¿Un señor muy mayor? -pregunta la empleada.
-¿Me estarán buscando a mí, por casualidad? -interrumpe una voz desde alguno de los probadores.
El empleado pasa y le dice que le trae los pantalones que buscaba en otra talla, etc. Hay un breve silencio por lo que presumo que el muchacho se está retirando cuando el señor aclara en un tono entre jocoso y reprochador: -Escuché que dijiste ''un señor muy mayor'', rectifica eso.
Se escuchan excusas y risas entre los dos empleados avergonzados. Yo me río para mis adentros y me quedo pensando en lo que estaría pasando por la mente de este hombre, posiblemente algo como: ...señor, señor mayor, ¿señor muy mayor?... y en la primera vez, aunque no recuerde exactamente cuándo fue, que alguien me dijo: señora.
Me hace gracia, no me importa, ¡vamos! uno crece y envejece y con el favor de Dios llegaré a ser, algún día, no una señora mayor sino ¡una anciana! sabia, ¡muy sabia! (risas).
Cada quién ve lo que es, lo que siente, lo que cree, lo que acostumbra, lo que conoce, lo que aprende, lo que hace...y esto nunca será igual para todos.

El espejo es un reflejo de la mente, ¿o no?

®

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