Sonrío

De repente, me voy alejando de la cortedad de una línea que no me alcanza.
Esa que me acongoja inevitablemente cuando la leo.
Esa que en su multiplicidad de mensajes me trastoca el pensamiento
y desdibuja la alegría.
Pero no me retiro. Voy más allá. Descifro el sentimiento, lo reconozco, le pongo nombre, lo mastico y lo convierto en un regreso. En un dato más para la colección de oscuridades. De esos que a veces luego le dan un color específico a la noche.
Busco otra línea igual de corta; pero clara, suave, campante.
Concuerdo con la suspicacia. De ella me valgo cuando me sonríe.
Algo destella. Algo siempre lo hace.
Entonces hasta aquel remolino de infamias me parece ridículo, insignificante.
Sin más, aquello y esto se vuelven un todo que vuela, hierve y se transforma en una pieza más que me conforma.
Lo agradezco entre dientes, lo reservo en mi archivo interno y le sonrío al destello.

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